05 octubre 2008

Soy Feliz..Aprendiendo a Pensar en Grande


Soy Feliz porque se mirar arriba, muy arriba, y veo luz y sol tras las nubes opacas. Porque sin perder la calma, acepto las debilidades ajenas y sé repartir palabras amables. Porque por encima de todo creo que los hombres no son desiertos, ni que los viejos son seres inútiles, ni los niños estorbos.

Soy Feliz porque nunca me daré por vencido y daré un paso más cuando todos se hayan parado. Porque confío en mis posibilidades y no lo espero todo de la suerte, de la fortuna o de la buena estrella. Porque sé llevar la carga de mis obligaciones y las realizo con la sobria elegancia de los triunfadores.

Soy Feliz porque nunca más me lamentare de las oportunidades perdidas, sino que sabré aprovechar las que tengo entre mis manos. Porque hoy comenzare a convertir el trabajo en diversión y las diversiones en fiestas. Porque aprovechare cada instante para sembrar alegría, entusiasmo y amor a mi alrededor.

Recuerde siempre que has nacido para ganar. Tienes en tu interior las semillas de la grandeza. Comience a avanzar con paso firme en el camino de convertirse en esa persona que usted sabe que puede llegar a ser. Y en el proceso creara una VIDA no solo extraordinaria, sino legendaria.
Everything happens for a reason. Nothing happens by chance or by means of good or bad luck. Illness, injury, love, lost moments of true greatness and sheer stupidity all occur to test the limits of your soul. Without these small tests, if they be events, illnesses or relationships, life would be like a smoothly paved, straight, flat road to nowhere.

La Flor no nace para ser Hermosa..Nace para ser Flor!

La flor no nace para ser hermosa... Nace para ser flor.

Su belleza requiere que quien la mire tenga la capacidad para descubrirla.

Pueden pasar a su lado cientos... miles...

Algunos ni siquiera se percatarán de su existencia.

Otros no encontrarán en ella nada singular que la haga resaltar del paisaje que la contiene. Habrá quienes pensarán solo es una flor más.

Aún tal vez aparezcan los que le dedicarán un par de miradas atraídos por sus colores y seguirán su camino.

Pero en algún momento aparecerá quien no la considere una flor más, y tenga todo el tiempo necesario para deleitarse observándola en cada milímetro, descubra nuevas sensaciones al acariciar suavemente sus pétalos, y no siga de largo, sino que decida que es una flor demasiado hermosa para no conservarla.

Así con profundo cuidado y amor, cavará en torno de su raíz y poniendo todo su cariño y atención la llevará a su propio jardín donde a cada momento pueda tenerla cerca para quererla, apreciarla, dejarse cautivar por ella... para amarla.

Y no le pedirá que cambie su color, su forma, su aroma. Ella nació flor. Ella nació así.

Así también tu vida puede ser como esa flor.

Tal vez pasen cientos o miles a tu lado sin percatarse de tus valores, de tus sentimientos, de tu propia existencia.

Hasta que alguien con la capacidad interior necesaria te descubrirá en medio del mundo.
Posará en ti sus ojos y te hará parte de su mundo sin que para ello debas cambiar o mostrarte en forma distinta.

Alégrate de haber nacido como eres y espera la llegada de ese gran día.


Pablo Enrique Gutierrez Yepez

01 octubre 2008

El dia en que cambié..

Heme aqui... y así después de tanto correr y escapar, un buen día decidí que queria triunfar.

Entonces decidí no seguir huyendo de mi pasado, decidí enfrentarlo y que iba a ganar y a no esperar a que llegaran las oportunidades sino a que yo mismo las iba a buscar.

Comprendí que cada problema en mi vida era la oportunidad que me daba Dios para pensar y encontrar una solución creativa y convertirla en una herramienta para mí y para los demás.

Tambien aprendí a ver un espacio vacio como la oportunidad de llenarlo con todas las ideas que pasan por mi mente.

Orar que bello, aprendí a ver cada noche y mis valiosos silencios como los mejores momentos para orar y reflexionar.

Renuncie a fracasar y decidí ver tambien cada día como una nueva oportunidad de reconciliarme conmigo mismo y darme otra oportunidad.

Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades, y que en estás se escondia el secreto sobre la forma de superarme, aquel día deje de temer a perder y empecé a temer a no luchar, entonces descubrí que no era yo el mejor de todos y que quizás nunca lo fuí, entonces me dejó de importar quien ganara o perdiera, ahora me importaba simplemente saberme que en el día de hoy soy mejor que ayer.

Gracias a ello aprendí que lo más importante no era llegar un día primero a la meta, sino a jamás dejar de prepararme lo mejor posible para el proximo día por venir.

Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es el de dar un abrazo sincero a mis familiares y amigos. Y descubrí que el querer a otros es más que una simple sonrisa pasajera, aprendi que querer “es un estilo de vida”.

Renuncie a ser un reflejo de mis triunfos pasados y empecé a ser mi propia lúz de este presente; aprendí que de nada me sirve ser lúz si no voy a iluminar el camino de los demás.

Cambie mis actitudes aquel día y decidí borrar el dolor que me fue causado por mis seres más queridos y aprendí a que tenia que perdonarlos y mire mis errores tambien con ellos y tambien me decidí a cambiar y a que tambien me tenia que perdonar.

Inicie un proceso interno espiritual para dejar de buscar a Dios afuera y comence a hallarlo dentro de mi mismo y comence a creer con dura Fé que ya no vivo yo, ahora es El quien vive en mi.

Aquel día decidí cambiar tantas cosas, aquel día aprendí que los sueños hermosos que tuve de niño eran una misión y responsabilidad para hacerlos realidad. Desde aquel día ya no duermo para descansar, ahora simplemente duermo para soñar...

Suelta y deja ir...


A veces, es mejor dejar que algo se vaya y comenzar de nuevo. Hay cosas que nos pasan en la vida que encontramos difíciles de aceptar.

Los recuerdos regresan y nos perturban una y otra vez. Cuando algo sucede en nuestras vidas que encontramos difícil de aceptar, tenemos que decidir si hay algo que podamos hacer para cambiar las cosas.

Si lo hay, debemos hacer los que podamos para que todo esté de nuevo bien.

Pero si hemos hecho todo lo posible, y en nuestro corazón sabemos que ahora no hay nada más que hacer, entonces, dejemos que se vaya lo que nos quita la tranquilidad.

Después de haber repasado los “qué hubiera pasado si…” y los “por qué?”, quizás aprendamos una lección valiosa.

Y descubramos que si bien fue doloroso, crecimos por la experiencia.

Aprender a dejar ir las cosas, en vez de preocuparnos por lo que pudo haber sido, con el tiempo podría ser más valioso que aquello que hemos dejado ir.


“Todo lo que sucede, sucede por una razón”