21 febrero 2010

El Instante Mágico

Sólo entendemos del todo el milagro de la vida cuando dejamos que suceda lo inesperado.

Todos los días Dios nos da, junto con el sol, un momento en el que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices. Todos los días tratamos de fingir que no percibimos ese momento, que ese momento no existe, que hoy es igual que ayer y será igual que mañana.

Pero quien presta atención a su día, descubre el instante mágico. Puede estar escondido en la hora en que metemos la llave en la puerta por la mañana, en el instante de silencio después del almuerzo, en las mil y una cosas que nos parecen iguales.

Ese momento existe: un momento en el que toda la fuerza de las estrellas pasa a través de nosotros y nos permite hacer milagros.

La felicidad es a veces una bendición, pero por lo general es una conquista. El instante mágico del día nos ayuda a cambiar, nos hace ir en busca de nuestros sueños. Vamos a sufrir, vamos a afrontar muchas desilusiones…., pero todo es pasajero, y no deja marcas. Y en el futuro podemos mirar hacia atrás con orgullo y fe.

Pobre del que tiene miedo de correr riesgos. Porque ése quizá no se decepcione nunca, ni tenga desilusiones, ni sufra como los que persiguen un sueño.

Pero al mirar atrás -porque siempre miramos hacia atrás- oirá que el corazón le dice:

“Qué hiciste con los milagros que Dios sembró en tus días? Qué hiciste con los talentos que tu Maestro te confió? Los enterraste en el fondo de una cueva, porque tenías miedo de perderlos.

Entonces, ésta es tu herencia: la certeza de que has desperdiciado tu vida”.

Pobre de quien escucha estas palabras. Porque entonces creerá en milagros, pero los instantes mágicos de su vida ya habrán pasado.

(A orillas del Río Piedra me senté y lloré - Paulo Coelho)

Si algo no te gusta en tu vida cambialo, nunca es tarde. La vida es muy larga y si uno pone de su parte para cambiar lo que realmente no le hace feliz; Dios, la naturaleza, la energia, las oportunidades, y otras causas se unen y conspiran para ayudarte a que no cueste tanto. Dios aprieta pero no ahorca. Cuando uno cree que ha llegado el momento de que ya no puede más, pasa algo que nos ayuda a seguir; por eso hay que creer en uno mismo y luchar por lo que se quiere.

Nunca es tarde para comenzar una nueva vida, sacúdete todo aquello que te está impidiendo dar el primer paso y ya verás como el segundo será más fácil de dar...

11 febrero 2010

El Helecho y el Bambú

Quiero compartir esta hermosa historia, que pone de manifiesto dos valores fundamentales para triunfar en la vida: la perseverancia y la paciencia. Vamos a tomar esta enseñanza y apliquémosla a nosotros mismos, y recordemos que todos tenemos una misión especial en la vida y que somos únicos.

¨Un día decidí darme por vencido. Renuncié a mi trabajo, a mi relación, a mi espiritualidad. Quería renunciar a mi vida. Fui al bosque para tener una última charla con Dios. "Dios", le dije. "¿Podrías darme una buena razón para no darme por vencido?" Su respuesta me sorprendió." Mira a tu alrededor", El dijo: "Ves el helecho y el bambú?" "Sí", respondí. "Cuando sembré las semillas del helecho y el bambú, las cuidé muy bien. Les di luz. Les di agua. El helecho rápidamente creció. Su verde brillante cubría el suelo. Pero nada salió de la semilla de bambú. Sin embargo no renuncié al bambú. En el segundo año el helecho creció más brillante y abundante. Y nuevamente, nada creció de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú." Dijo Él. "En el tercer año, aun nada brotó de la semilla de bambú. Pero no renuncié." Me dijo. "En el cuarto año, nuevamente, nada salió de la semilla de bambú. "No renuncié" dijo.

"Luego en el quinto año un pequeño brote salió de la tierra. En comparación con el helecho era aparentemente muy pequeño e insignificante. Pero sólo 6 meses después el bambú creció a más de 100 pies de altura. Se la había pasado cinco años echando raíces. Aquellas raíces lo hicieron fuerte y le dieron lo que necesitaba para sobrevivir. "No le daría a ninguna de mis creaciones un reto que no pudiera sobrellevar" Él me dijo. "¿Sabías que todo este tiempo que has estado luchando, realmente has estado echando raíces?" "No renunciaría al bambú. Nunca renunciaría a ti. No te compares con otros" Me dijo. "El bambú tenía un propósito diferente al del helecho, sin embargo, ambos eran necesarios y hacían del bosque un lugar hermoso".

"Tu tiempo vendrá" Dios me dijo. "¡Crecerás muy alto!" "¿Qué tan alto debo crecer?" Pregunté. "¿Qué tan alto crecerá el bambú?" Me preguntó en respuesta. "¿Tan alto como pueda?" Indagué. Espero que estas palabras puedan ayudarte a entender que Dios nunca renunciará a ti. Nunca te arrepientas de un día en tu vida. Los buenos días te dan felicidad. Los malos días te dan experiencia. Ambos son esenciales para la vida. Continúa.

La Felicidad te mantiene dulce, los intentos te mantienen Fuerte, las penas te mantienen Humano, las caídas te mantienen Humilde, y el éxito te mantiene Brillante...pero sólo Dios te mantiene Caminando...

Autor: Desconocido

07 febrero 2010

Te Deseo...

Te deseo primero que ames y que
amando, también seas amado(a).

Y que, de no ser así, seas breve en olvidar y que después de olvidar, no guardes rencores. Deseo, pues, que no sea así, pero que si es, sepas ser sin desesperar.

Te deseo también que tengas amigos, y que, incluso malos e inconsecuentes, sean valientes y fieles, y que por lo menos haya uno en quien puedas confiar sin dudar.

Y porque la vida es así, te deseo también que tengas enemigos. Ni muchos ni pocos, en la medida exacta, para que, algunas veces, te cuestiones tus propias certezas. Y que entre ellos, haya por lo menos uno que sea justo, para que no te sientas demasiado seguro.

Te deseo además que seas útil, más no insustituible. Y que en los momentos malos, cuando no quede más nada, esa utilidad sea suficiente para mantenerte en pie.

Igualmente, te deseo que seas tolerante; no con los que se equivocan poco, porque eso es fácil, sino con los que se equivocan mucho e irremediablemente, y que haciendo buen uso de esa tolerancia, sirvas de ejemplo a otros.

Te deseo que siendo joven no madures demasiado de prisa, y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer, y que siendo viejo no te dediques al desespero. Porque cada edad tiene su placer y su dolor y es necesario dejar que fluyan entre nosotros.

Te deseo de paso que seas triste. No todo el año, sino apenas un día. Pero que en ese día descubras que la risa diaria es buena, que la risa habitual es sosa y la risa constante es malsana.

Te deseo que descubras, con urgencia máxima, por encima y a pesar de todo, que existen, y que te rodean, seres oprimidos, tratados con injusticia y personas infelices.

Te deseo que acaricies un gato, alimentes a un pájaro y oigas a un jilguero erguir triunfante su canto matinal, porque de esta manera, te sentirás bien por nada.

Deseo también que plantes una semilla, por más minúscula que sea, y la acompañes en su crecimiento, para que descubras de cuántas vidas está hecha un árbol.

Te deseo, además, que tengas dinero, porque es necesario ser práctico. Y que por lo menos una vez por año pongas algo de ese dinero enfrente a ti y digas: "Esto es mío", sólo para que quede claro quién es el dueño de quién.

Te deseo también que ninguno de tus afectos muera, pero que si muere alguno, puedas llorar sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable.

Te deseo por fin que, siendo hombre, tengas una buena mujer, y que siendo mujer, tengas un buen hombre, mañana y al día siguiente, y que cuando estén exhaustos y sonrientes, aún sobre amor para recomenzar.

Si todas estas cosas llegaran a pasar, no tengo más nada que desearte.

Victor Hugo